Etapa 21: de Saiáns a Redondela

Viernes 29 de Marzo del 2019

Hola a todos,

Hoy me aventé un día largo, de 27 kms, con partes muy padres y otras no tanto. Mi problema es que le había estado añadiendo kms a las etapas anteriores y hoy estaba demasiado cerca de Vigo, a tan solo 12 kms. De hecho, estaba en la ciudad a las 10 de la mañana. Por eso decidí terminar el día en Redondela.

Salí de Saiáns a las 7 de la mañana, bajando a la costa para irme por el litoral. La vista de las islas Cíes, frente a la costa gallega es muy bonita. Casi todo el trayecto se hace bordeando las playas con olas muy pequeñas, de escasos 15 o 20 centímetros. No sé a qué se deba. Quizá tengan rompeolas antes, quizá sea la ubicación. El caso es que el agua está como alberca.

La llegada a Vigo no estuvo tan padre. Entré por el puerto, con astilleros enormes y bodegas de pescados y mariscos, además de mucho tránsito. Después de tantos días fuera de la ciudad, la verdad es que las zonas urbanas fastidian un poco. Me llamó la atención un deshuesadero de cruceros de lujo, que desmontan para reciclar.

Llegando a Vigo, me metí al primer bar que encontré, para mi tortilla de patatas con chorizo y café. Había que compensar... Estaba buenísima.

Si bien Vigo es la ciudad más grande de Galicia y con tanta historia celta y romana, me llamó la atención que sus edificios en el casco antiguo se ven como de principios del Siglo XX. Bonitos en su conjunto, pero más modernos. Tardé más de hora y media en cruzar la ciudad. No me impresionó demasiado. Quizá tenga que visitarla con más calma. El caso es que a mí me urgía salir y regresar al campo.

La última parte del día no tuvo madre. Estuvo padrísima. Resulta que el agua que consume la ciudad viene de la presa Eiras, que dicen que está a unos 40kms de la ciudad. El caso es que en los 60's y 70's construyeron un ducto de agua para traerla: la "Senda del Auga". Y arriba del ducto hicieron una ciclopista, al principio asfaltada  pero en su gran mayoría de terracería, con un desnivel mínimo, quizá uno o dos grados de pendiente. Prácticamente plano. Este camino va sobre el monte, a unos 150 metros sobre el nivel del mar. Las vistas sobre el mar son impresionantes, y en una buena medida pasa por bosques en donde predominan los robles, pinos y eucaliptos. Una maravilla poder caminar por ahí cerca de 14kms.

La llegada a Redondela, que está a nivel del mar, es una pendiente muy inclinada. Un castigo para las rodillas. Pero vale la pena por lo padre de la senda.

El albergue de Redondela es espectacular. Está administrado por la Xunta, que lo tiene impecable, en una casona antigua de principios del Siglo XVI. Así, voy a dormir en una casa de más o menos 500 años de antiguedad.

Salí a comer para aprovechar que todavía era horario de cocinas. De primero, lentejas. De segundo, paella de mariscos. Helado de naranja y café. Acompañado de una cañita. Sigo sufriendo.

Van las mejores fotos del dia. Estoy a 174 kms de Finisterre y a 86 de Santiago. Ya falta menos.

Abrazo

























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